Como artesana, hace unos meses, durante una animada conversacion con una de mis clientes, ésta me hizo un pedido. Como de costumbre, para que le llegase a tiempo, lo envié por una conocida empresa de paqueteria. En dos días, llegó a su destino, (el repartidor hizo una foto cuando llegó al punto de recogida) pero mi cliente, fue hasta en tres ocasiones, y no, no estaba. Reclamé y en pocos emails, recibí una transferencia de dicha empresa, incluyendo el precio del envio y el costo de transporte y bueno, me alivió un poco, pero mi trabajo, estaba perdido.
Hace un par de dias, por redes sociales, alguien me contactó, porque tenia el susodicho pedido. Ni más ni menos, que se encontraba en la Isla de Wight, cuando su destino, era Edimburgo. Como mis datos constaban, le hice llegar un pago instantaneo, y hoy he abierto mi buzon y ahí estaba.
Cuando te tropieces con algo que no es tuyo, y tengas la posibilidad de reintegrarselo a su legitmo propietario, no lo dudes, hazselo llegar. Esta cadena de satisfaccion, no tiene precio.
Mi pedido se extravió en marzo, y lo he podido recuperar en agosto.
Tengamos fe, las buenas personas, existen, a lo largo de nuestro camino, nos tropezaremos con ellas y nos harán la vida así de sencilla.