VISITAS

jueves, 16 de agosto de 2018

Sólo se vive una vez

Se tratataba de un día normal, como otros tantos en los que aprovecho la mañana y hago gestiones,antes de ir al trabajo.En ese preciso instante, salía de negociar la renovación del contrato de alquiler de mi apartamento y sin preámbulos, se puso a mis pies.
Atónita, miré dos veces, no me froté los ojos, no queria parecer boba.
De la emoción, se me saltaron las lágrimas, tanto tiempo, esperando este momento.
El tamaño, más grande de lo habitual.
Con un gesto, entre torpe y rápido, sin hablar, mi respuesta fue sí.

Me deshice de él antes de lo esperado, quizás estuvimos juntos díez minutos, pero quise que se esfumase, sin dejar huella.
Ese billete, hizo mi día féliz.