VISITAS

miércoles, 18 de mayo de 2022

Lo nuestro

Ayer tuve que hacer arreglos personalizados para unos vestidos. Debo decir que tengo suficientes herramientas para desafiarme a mí misma. En esto, mientras trabajaba, me acordé de doña Elena. Era vecina de nuestro rellano, un poco mayor, al menos diez o quince años más que mi madre. Cada vez que yo tocaba su puerta, me abría con una gran sonrisa, invitándome a pasar e incluso ofreciéndome chocolate y galletas. Esta vecina tenía una máquina de coser, y siempre se la escuchaba coser, y estaba ayudando a las otras vecinas, ofreciendo arreglos, lo cual hacía encantada que ni siquiera cobraba por ello. Estoy ayudando a mamá con las cortinas, que han estado un poco largas. Nuestra casa parecía diferente, majestuosa, y sólo por este pequeño cambio. Yo ya era mayor, tenía cinco años, pero todavía recuerdo el cariño con el que me trataban allí, y que mi madre preguntaba por los chicos, uno estaba en la mili (servicio militar) y la hija, Elenita, había entrado a la universidad. Sabía que estaba muy lejos, por eso no la veía tan a menudo como solía hacerlo antes.
El conocimiento no compartido se pierde, nunca se sabe a quién se puede sacar de una duda razonable, plantear una inquietud o divagar para ampliar lo ya conocido. En este recuerdo mio, entiendo el porqué un hobbie, puede convertirse en un medio de vida y en una base de socialización y de "charar" con las vecinas.
Charar: charlar, departir, platicar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario