Hoy me han descartado de un sitio, por eso de la edad, que ni me preguntó,pero ha deducido.Erróneamente, por cierto. Qué curioso, y a la vez, que desagradable.
No me gusta confesar mi edad, quizas por coquetería o por saber que coetáneas más mayores que yo, se quitan edad y siguen siendo fabulosas. Y peor aún, las que no ocultan su edad, y estan mejor que sus propios hijos y/o hijas.
Curioso, como iba diciendo, porque me ha tomado por jovencita, no se si era por vestir vaqueros o por no tener ganas de trabajar. Creo que más bien lo segundo, eso que estás cara al público y no sabes que excusa es la más adecuada o más acertada para dejar féliz a ese público que esperas llegue y se vaya cuanto antes.
Desagradable, porque nunca sabes, con situaciones tan insólitas, como acertar. Al principio, eres muy joven, atrevida, inexperta, insegura, insolente, impulsiva, insurecta... mil calificativos asociados a la inmadurez. Luego, de madura, te pasas un rato de sensata, cabal, taciturna, retraída, lenta, pesada, cargante, una forma muy elegante de llamarte carcamal.
Menos mal que siempre hay gente que opina como yo, que la edad es solo un numero.
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